[:es]Quizá no sea saludable, pero sienta de maravilla. Al menos cuando tu nivel de paciencia se ha agotado y la frustración hace acto de presencia, elevar tu queja te relaja y te libera de un poco de esa ansiedad que hoy en día nos corroe por dentro.
Pero algunas personas se han instalado en una protesta permanente, que redunda en pensamientos negativos y pesimistas ante todo y que lo único que consigue es que todo les parezca peor de lo que en realidad es.
En términos médicos la ira, la rabia, el inconformismo, el pesimismo y la queja producen en nuestro organismo:
- Que suba la presión arterial, lo que va a producir problemas circulatorios y a la larga insuficiencia cardíaca.
- Que mantengamos los músculos contraídos, por lo que nos dolerá la espalda, el cuello y la cabeza.
- Que forcemos las expresiones de la cara, lo que hará que las líneas de expresión se marquen de forma permanente y aparezcan arrugas prematuras.
- Que nuestra postura se encorve, lo que repercutirá en nuestra autoestima.
- Que caminemos sin seguridad, lo que nos hará más susceptible a las caídas.
- Que comamos con ansiedad, lo que nos hará engordar.
- Que traguemos más aire al comer, lo que evitará las digestiones fáciles.
- Que liberemos cortisol, lo que repercutirá en el sueño.
- Que bajemos las defensas, lo que nos hará más vulnerables a las infecciones.
¿Te parece poco?
Pues además, según un estudio de la Universidad de Oxford, las conexiones sinápticas que los pensamientos negativos producen, evitarán que razonemos con total libertad, y que aprovechemos bien todos nuestros conocimientos.
O sea, que además de menos sanos somos menos listos.
Una sociedad en constante avance… ¿puede permitirse el lujo de perder el talento porque es más fácil protestar por lo que está mal hecho que arreglarlo? Las empresas clientes nuestras son plenamente conscientes de este problema y están en una búsqueda permanente de la solución que consiga sustituir la queja y el descontento por la positividad y la satisfacción.
“Si tu mal tiene remedio… ¿por qué te quejas? Si no lo tiene… ¿por qué te quejas?” Proverbio Oriental.
La pregunta entonces es obvia: ¿Cómo se revierte este proceso?
La clave está en la tal manida resiliencia. Parece sencillo, pero para alguien que toda su vida ha evitado la culpa y la responsabilidad de aceptarla, escondiéndola tras una queja o una protesta, aceptar no solo una equivocación, sino aprender de ella y salir reforzado es todo un reto.
Para ayudarnos un poco en este proceso, tu alimentación debe acompañarse, para eliminar las toxinas que acumulas y conseguir que estés a gusto con tu cuerpo. Si además acompañas tu dieta con un ejercicio físico moderado y sobre todo regular, la sensación de bienestar físico tendrá también un componente psicológico. Sustituirás el cortisol por endorfinas que te ayudarán a ver el lado positivo, a descansar mejor y mejorar la forma de afrontar las dificultades.
Una plataforma de salud, como Inithealth, marca blanca para grandes corporaciones y seguros, te ayuda a registrar y hacer seguimiento de tu datos, de forma que puedas crearte retos, para ti solo o para tus amigos y compañeros de trabajo, y así, el camino hacia la gestión de tu salud y hacia la consecución de hábitos de vida que te ayuden a ser más positivo, más emprendedor, más empático y más fuerte, será, sin duda, mucho más llevadero.
¿Y si dejamos de quejarnos y comenzamos a construir?[:]